Era el verano de 1985 y por ello en aquella ocasión fuimos de vacaciones a un lugar llamado Laguna Melés nos habían contado que era un lugar muy bonito para vacacionar, en este viaje fuimos Luisa, Miguel, Magda, Rey y yo.
Era un zona dentro de la montaña, llegamos por la tarde y buscamos un buen lugar para acampar, luego de avisar al cuidador del lugar, el cual al saber de qué nos quedaríamos nos dijo que lo pensáramos bien, pues en los últimos días varias personas habían dicho que pasaban cosas raras en aquel lugar, claro que pensamos que esa historia era parte para crear el ambiente del lugar.

Luego de acomodarnos en uno de los bungalós nos dirigimos a nadar todos íbamos hablando y gastando bromas, hasta que Luisa dijo – no les parece que todo está muy silencioso a pesar de ser vacaciones-, Rey le contesto que posiblemente era porque llegar a ese lugar costaba un poco, por el camino poco accesible o bien muchos vacacionistas habían elegido otro lugar.

Llegamos a la orilla de la laguna y nos decidimos a meternos, sin embargo yo no estaba tan seguro puesto que como toda mi vida le he pasado en la ciudad, nunca aprendí a nadar.

Sin embargo todos me animaron a que introdujera al agua, empezaba a anochecer y nosotros seguíamos en la laguna cuando, escuchamos unos gritos cercanos a donde nos encontrábamos, al principio no entendimos que pretendían decir, nos acercamos a la orilla y entonces oímos que decían -salgan de ahí y vayan a casa… vamos ya es tarde salgan, salgan…

Salimos del agua y nos acercamos a quien gritaba, que era nada menos que el cuidador del lugar al preguntarle porque era su desesperación, nos dijo inicialmente que no era permitido estar en la laguna durante la noche, cosa que nosotros no le creímos del todo, y le volvimos a preguntar porque su insistencia entonces nos dijo que el guardián anterior del parque había renunciado porque había encontrado unos cadáveres a la orilla de la laguna no muy lejos donde nos encontramos con señales de haber sido torturados o mejor dicho como que se los hubieran querido comer pues les faltaban varias partes, por eso es que ya casi nadie iba y muchos menos se quedaba en ese lugar.

El nerviosismo se apodero un poco de nosotros, y las chicas quisieron que nos fueran de ese lugar, sin embargo había dos cosas por las que no lo hicimos, primero para salir a la carretera principal para tomar un bus era poco factible, pues igual corríamos peligro y la otra es que a final de cuentas nosotros los hombres no le creímos del todo, puesto que nunca se supo de una noticia de esa naturaleza en los periódicos o noticieros.

EL guardián se retiro, dijo que iba a ver a otro grupo que también había acampado, esa fue la excusa prefecta para tranquilizar a las chicas, nos dirigimos a nuestro bungaló preparamos una fogata enfrente del mismo y nos dispusimos comer y beber algo. Luego de unas bebidas embriagantes ya se nos había olvidado lo que no conto el guardián. Miguel y Magda decidieron dar un paseo, antes que se apagara del todo la fogata el resto decidimos entrar a dormir, luego de un par de horas Luisa me despertó, diciendo que nuestros amigos no habían regresado.

Yo en forma de broma le dije que no se pusiera celosa que aquí estaba yo o Rey, claro que esto no le hizo mucha gracias, para tranquilizarle le dije que si quería saliéramos a esperarlos, volví a prender la fogata, a todo esto ya se me hacia también raro porque no habían regresado. Ya pasaba de media noche cuando decidimos ir a buscarlos, desperté a Rey y los tres comenzamos a caminar por la senda que nuestros amigos habían tomado, gritábamos sus nombres pero no respondían, yo tenía la sensación que algo o alguien nos estaba observando entre los árboles, cuando llegamos a la orilla de la laguna vimos una forma flotando, cuando nos acercamos casi nos morimos del susto era Miguel, Luisa comenzó a gritar y Rey entro al agua para tratar de sacarlo yo no lo hice, pues como sabía nadar, no iba ayudar de mucho, sin embargo cuando Rey se acerco a Miguel algo lo jalo bajo del agua, el comenzó a patalear y menear los brazos, nosotros solo gritábamos hasta que Rey desapareció.

Junto con Luisa comenzamos a correr hacia el Bungaló, pero por el susto habíamos botado nuestras lámparas, por lo que se nos dificultaba el caminar, caímos varias veces, y detrás y alrededor de nosotros escuchamos como gruñidos y susurros, y ruido de ramas que se quebraban, apenas logramos llegar entramos y aseguramos la puerta, y algo choco con violencia contra la puerta, y arañaba la puerta, luego ceso, por un momento pensamos que todo había acabado cuando algo cayó sobre el techo y el bungaló comenzó a moverse se oían gruñidos, arañazos, susurros y un insistente golpeteo en el techo.

Luego todo quedo en silencio a no ser por el golpeteo del techo y duro casi el resto de la madrugada, cuando al fin ceso, Luisa y yo decidimos salir, puesto que ya estaba amaneciendo. Salimos corriendo hacia la entrada buscado al guardián, cuando llegamos le contamos de lo ocurrido y este llamo a la policía del lugar, a nosotros nos trasladaron a un rustico puesto de salud, pues estábamos en estado de shock, luego de recuperarnos nos pidieron que declaramos y nosotros les contamos lo que habíamos vivido, al preguntar por nuestra amiga Magda, uno de los policías dijo:- recuerdan ese golpeteo que oían en el techo era ella que se había trepado ahí tratando de escapar, golpeaba para que la dejaran entrar, yo pregunte porque no había gritado o dicho nuestros nombre, y el agente respondió que no lo había podido hacer puesto que le habían arrancado la lengua y parte de los labios. Y que posteriormente había muerto de un paro cardiaco posiblemente por el frio o el miedo.

Nunca supimos que o quien nos ataco, lo policía cerró el caso diciendo que fue un psicópata que se había escapado de un siquiátrico, y que harían lo posible por atraparlo.

Nunca acepte la teoría del psicópata, por varias razones primero por estado en que encontraron los cuerpos de Miguel y Rey, a ambos les habían comido el estomago y tenían arañazos en todo el cuerpo y entre sus dedos encontraron un pelambre extraño, además de un fuerte olor nauseabundo impregnado en ellos. Y Además los gruñidos y demás ruidos que oímos aquella noche, no eran de humano o de algún animal conocido, y por ultimo si hubiera sido un animal como había podido mover el bungaló.

Aunque lo que nos ocurrió nunca fue dado a conocer, poco tiempo después la laguna cerro, y hasta el día de hoy de vez en cuando aparecen cuerpos destrozados que los lugareños toman como víctimas del psicópata que se esconde entre los alrededores de la laguna, aunque el único que estuvo de acuerdo con nosotros que los que nos ataco no era humano, fue el guardián del lugar, pues después de lo ocurrido, nos confeso que algunas veces, en la orilla de la laguna había alcanzado ver una silueta que nada tenía que ver con un hombre o animal, conocido, es mas él le llamaba el Waloo o demonio acuático.

Este cuento ha sido enviado por M. Orozco. Agradecemos su aportación.



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