Mis amigos me seguían pidiendo que los acompañe a aquella casa, una casa abandonada y terrorífica que no era habitada por nadie, cerca del mar. Aunque intente decir que no, no pude porque me hacían esas caras de perrito mojado entre otras. Pues claro, a mí me daba miedo. Quedamos que al otro día nos encontrábamos allí.
Al llegar, las paredes con humedad pintaban la casa de un verde, y las persianas rotas mal pintadas le daban un estilo terrorífico. Al entrar, el suelo rayado nos impresionaba, al igual que las paredes escritas, el primer piso era aterrador. Escuchamos un grito horrible que provenía del piso de arriba, como nos dio miedo y duda  decidimos armar un equipo de espionaje. Cada uno por un extremo. A un amigo llamado Juan le tocó ir justo al lado de la escalera, la que procedía al cuarto del grito, horas después nos aburrimos, pues no ocurría nada y nos fuimos.
Unas horas más tarde estábamos  haciendo las cuenta de cuanta plata teníamos para ir a tomar un helado, pero nos dimos cuenta que faltaba ¡Juan!... Oooh eso significaba que lo habíamos olvidado, no puede ser... si pegamos un grito para que todos salieran. Lo fuimos a buscar a aquella casa y no estaba, pero cogimos más coraje y subimos al piso de arriba por nuestro amigo. Lo encontramos encima de una cama, todo lleno de gasolina al alrededor, como si alguien lo hubiese querido quemar. Pues estaba desmayado…
Luego, cuando recuperó la conciencia (para todo esto ya estábamos en mi casa), nos contó lo que había visto: el estaba en la escalera y escuchaba que alguien lo llamaba de arriba, pues pensó que era alguno de nosotros, pero cuando sube no ve a nadie, estaba a punto de bajar, pero escucha que alguien lo llamaba desde el baño y al ir, vio la bañadera llena de agua negra, al darse la vuelta se ve en el espejo y ahí apareció una chica que gritaba con los ojos blancos y toda pálida, con el pelo negro... él se cayó, se dio la cabeza contra la bañera quedando inconsciente.
Mientras estaba en el suelo, escuchaba a una chica reírse y llorar. Hasta que nosotros lo despertamos y escuchó una voz diciéndole que lo iba a quemar por venganza.
Años después de lo ocurrido no lo vi más a mi amigo, me fui a vivir a Estados Unidos. Y al volver a Buenos Aires, fui a visitar a Juan. Llegue a la casa y me recibió el padre, me trató muy bien, menos cuando le pregunte por Juan, el se puso a llorar y luego cuando se calmó me dijo que Juan murió quemado cuando dormía.

Este cuento ha sido enviado por Josefina, agradecemos su aportación.



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