Dardo le dijo que llegaría en el ultimo autobús de esa noche, que seria aproximadamente como a las 21:00 hs.
Se vistió para la ocasión, un vestido negro acampanado con pronunciado escote, unos zapatos rojos tacos altos comprados para levantar y resaltar su figura y sus formas una estola y una torerita del mismo color. Se miró al espejo y se vio como se había imaginado, fresca y sensual, un gesto de aprobación marco la amplia sonrisa en su rostro.
La Terminal se estaba quedando sin gente, por el altavoz comunicaban que había varias unidades que estaban demoradas por una tormenta eléctrica... que afectaba los circuitos de navegación de los micros, miró el reloj que le había regalado en el primer aniversario de noviazgo y vio que eran la diez y media, de nuevo el altavoz que anunciaba que el ultimo colectivo en llegar desde el interior seria a media noche y no era del destino de el. Se levanto lentamente, el banco estaba muy frío y muy solitario, miró alrededor y vio que todo el lugar estaba muy callado, se podía sentir el silencio como un manto pesado y espeso que costaba dar un paso o moverse libremente, suspiró mirando hacia el oscuro cielo, pensó en sus hijas que esperaban en la casa con una torta y una comida que la consideraron especial, porque fue preparada por ellas para cuando llegaran a cenar. Volvió a suspirar, se apretujó en su saquito rojo y decidió dar vuelta atrás para irse, como tantas otras veces... sola.
Su mano tocó el picaporte y antes de abrir la puerta que comunicaba al interior de la Terminal sintió dos brazos conocidos que rodeaban su cintura y ese perfume que conocía tan bien y que se le quedaba impregnado en la piel en todas esas noches apasionadas y apacible a la vez, sonrió con satisfacción agradeciendo con el corazón la llegada del hombre que amaba, en ese mismo momento pensó que no había escuchado la llegada del autobús... ni el barullo que producen las personas al llegar, al abrir los ojos mira con sorpresa el mismo espacio vacio que había hace un instante. Al darse la vuelta para mirar al anden ve que la figura de él se va diluyendo en un niebla blanca y efímera; su mente no comprende y por el altavoz se escucha que las tormentas eléctricas que se formaron en distintas partes del país desaparecieron de la misma forma en que empezaron, repentinamente... y las unidades con ellas.

Este cuento ha sido enviado por Jose Emilio, agradecemos su aportación.