Raquel había ido un fin de semana a un pueblo llamado Parcole con sus tíos, su abuela y sus primos de vacaciones. Los primos de Raquel era 2 niños de 14 años de edad, Raquel tenía 16, eso hacía que además de ser chica no se entendían bien también la edad influye a la hora de las aficiones. Raquel iba enfadada, pues no sabía porque tenía que ir si no tenía ganas, pero sus padres la obligaron porque pasaba demasiadas horas en Internet. Parcole era un pueblo muy bonito, estaba a primera línea de playa y tenía mucha belleza. Tras dejar las maletas en el apartamento fueron rápidamente a la playa, estaban entusiasmados, todos, menos Raquel.

Llegó la noche y sus tíos y su abuela habían ido de bares por Parcole. Las últimas palabras de Su tía fue “Quédate con tus primos, supongo que se pondrán a jugar a las canicas, tú debes de prepararles la cena, cuidalos bien ¿vale?”. Cuando ya se fueron, Raquel vio como sus primos se pusieron a jugar a las canicas, Raquel les dijo “Bueno, voy a salir, quiero airearme, a lo mejor tardo así que portaos bien, en el congelador hay una pizza, calentarla en el horno, porque ¿Supongo que sabréis como funciona un horno, verdad?” terminó de decir irónicamente. Raquel no sabía donde ir, no había muchos lugares y desde luego no iba a ir a un bar para que sus tíos y la abuela la castigaran. Se metió en un callejón oscuro, y un grupo de 3 chicos y 2 chicas se la acercaron. Pronto se hicieron amigos, y se llevaron muy bien. Al siguiente día, Sábado, Raquel comió con aquellos "amigos nuevos". Estos le propusieron jugar a un juego esa misma noche que consistía en encender 7 velas, sentarse en grupo, y recitar una oración a la vez todos con las manos cogidas. El juego pareció muy simple, pero uno de los chicos llamado Victor rechazó jugar al juego, porque según él era muy peligroso. Antes de salir, Víctor me cogió del brazo y me advirtió: “No juegues a ese juego, es demoníaco, trae muy malas consecuencias. Toma, este es mi número de móvil, si sucede cualquier cosa, llámame.” Raquel, molesta y a la misma vez asustada, se fue corriendo, pero antes cogió su número por si a caso y se fue a su casa. A la noche, fue a casa de Steve, el que propuso el juego. A las 12:30 aproximademente se pusieron en marcha, las chicas y Raquel encendieron las velas y todos nos sentamos en círculo con las manos cogidas. Antes nos aprendimos la oración, para que a la hora de recitarla no hubiera algún tropiezo. Todos la recitaron, a continuación no pasó nada extraño, así que nos fuimos a nuestras casas. Al día siguiente, el último de las cortas vacaciones de Raquel, quedaron en la casa de Steve de nuevo. Todos dijeron que les habían pasado cosas extrañas; habían visto criaturas humanoides que hacían ruidos asquerosos, manos que asomaban por sus ventanas, y pelos y rasguños por las paredes. Estaban todos traumatizados por aquellas escenas, todos, menos Raquel. De repente, los chicos y las chicas pusieron unas caras horribles de miedo mirando hacia el pasillo. Raquel preguntó que pasaba. Steve respondió que había criaturas en el pasillo, que tenían que salir corriendo. Pero los chicos quedaron inmóviles, casi sin respirar, y se desmayaron. Raquel se fue corriendo a pedir ayuda. Llegó la policía y encontraron los cuerpos de sus amigos totalmente desangrados, con los brazos cortados y los ojos sacados. Raquel fue imputada por la muerte de sus amigos. Tiene condena de 15 años. Un día, Víctor fue a la cárcel para visitar a Raquel y aclarar las cosas.

Raquel y sus amigos, habían jugado a un juego con conexión al diablo, la oración de idioma extraño pedía al diablo que entrasen a sus vidas para destruirlas. Steve desconocía aquello y por eso lo vio como un juego "divertido". Por mala suerte todos dijeron la oración, todos, menos Víctor y Raquel; Raquel hizo como que hablaba, con lo cual no recitó ninguna oración.

Este cuento ha sido enviado por Esther, agradecemos su aportación.



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