Hace mucho tiempo, en una ciudad, un matrimonio había tenido a su hijo tan esperado. Todos los que lo veían, quedaban enamorados de aquel bebe, tenía el pelo rubio y ojos celestes.
Un día la madre salió de compras por la ciudad. Como el bebe se portó muy bien y no lloró en toda la paseada, la mama decidió comprarle un bello juguete en una juguetería muy famosa de la ciudad. Al llegar aquel lugar había cosas hermosas e indescriptibles. El bebe gateaba y gateaba súper contento por aquella juguetería, mientras la madre lo perseguía. Al final de 10 minutos, el bebe ya había elegido un juguete, era igualito el juguete que el bebe, la mama quedo maravillada parecía como un gemelo (nada más que con los ojos verdes).
Al paso de unos meses, el bebe podía hablar y caminar. Eso a los papas los súper contento. Aunque no les gustaba cuando el bebe salía de su habitación, luego de a ver jugado con su juguete decía palabras extrañas de asesinos o fechas en cual alguien moriría y cosas peores.
Los papas como eran muy inteligentes y sobre protectores, pensaron que aquel juguete estaba maldito pero no tenían pruebas. Así que agarraron aquel endemoniado juguete pero en el instante el bebe se empezó a reír con una risita parecida a las del diablo.
Los padres justo ahí se dieron cuenta de que hablaba de su hijo. Esperaron un día y a la noche mientras su hijo dormía, agarraron el muñeco y lo fueron a enterrar.
Al día siguiente, contentos de que habían salvado a su hijo de ese diabólico muñeco. Se sentaron en el sillón, pero del cuarto del bebe, empezaron a sentir risas, y más risas, cuando fueron a ver se llevaron la sorpresa de su vida, el que estaba en la cuna no era su hijo, era el muñeco, a su hijo lo habían enterrado.

Este cuento ha sido enviado por Josefina, agradecemos su aportación.



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