Era el año 1995 y me encontraba en la casa de mi madre con mis 2 hermanas Martha y Cristina, ellas dormían en una habitación las dos juntas mientras yo dormía con mi madre en la otra habitación, mi mama solía en esa época dormir en amaca, porque descansaba mas allí. Esa noche como de costumbre mis hermanas y yo nos sentábamos a hablar con mi mama luego de la cena, y después nos íbamos a dormir cada uno para su habitación. Había estado lloviendo todo el día y la noche ya que era época de lluvias, mi cama estaba a lado de una ventana vieja de madera con con pequeñas grietas que dejaban ver la luz de los relámpagos que tronaban a lo largo de la lluvia fría, cada ves que tronaba la luz iluminaba la habitación dejando ver todo lo que había en ella. No recuerdo que horas eran pero entre dormido desperté por un extraño ruido que se sentía al interior de la habitación como si algo arrastrara lentamente como si pesara mucho, abrí los ojos pero la oscuridad de la habitación no permitía ver nada de lo que sucedía allí dentro, luego empecé a sentir un frió extraño que me irisaba la piel y un olor fétido como de carne en descomposición. En ese momento supe que lo que allí rodaba no era normal y mi corazón empezó a latir muy rápido mientras el olor era mas fuerte, el ruido se hacia mas notorio hasta sentirlo debajo de mi cama, me levante y me arrincone y comencé a rezar el padre nuestro entrecortado por el miedo que sentía. De repente el ruido salió debajo de mi cama y comenzó a arrastrarse lentamente hacia otro lado de la habitación, continué rezando mentalmente y en ese instante trono nuevamente y la luz ilumino mi habitación dejándome ver lo que allí había, era como un pedazo de tela negra que rodaba por la puerta ya saliendo de mi habitación lentamente. Aquel pequeño instante de luz que me dejo ver tan espantoso panorama fue suficiente para reafirmar que lo que allí había no era de este mundo. A la mañana siguiente cansado por no poder dormir mi mama me pregunto por que tenia tantas ojeras y le respondí que en la habitación algo rondó toda la noche como buscando algo y que además olía horrible, mi mama me respondió con una lágrima en sus ojos diciéndome, hijo esa era la muerte y estaba buscando a alguien para llevárselo esa noche, no fue gracias a Dios ninguno de los nuestros, pero si se llevo a alguien que conocemos, al señor Armando nuestro vecino quien murió anoche de un infarto raramente.

Este cuento ha sido enviado por Christian Hurtado, agradecemos su aportación.