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Publicado el martes, 11 de septiembre de 2012
Era Viernes, invite a mis 2 amigas a dormir a casa, ellas confirmaron venir a la 18:00 pm.
Les dije que trajeran Pijama, Galletas, y otras cosas para hacer la pijamada perfecta.
Mis padres tuvieron que ir a una conferencia de trabajo, mi padre tenia que ir con un/a acompañante, en ese caso, mi madre. Quedamos al cuidado de nuestra ama de llaves.
Cuando fue hora de dormir, se largó una tormenta de las peores que pudo haber. Afuera, el viento parecía querer sumarse con su propia melodía: silbaba con intensidad entre los árboles.
Arriba bien arriba el cielo, con las estrellas escondidas tras espesos nubarrones. En el cuarto había tres camas de una plaza, colocadas en forma paralela, en hilera y separadas por sólidas mesas de luz.
En la cama de la izquierda, Martina, porque prefería el lugar junto a la puerta. En la cama de la derecha, yo porque me gustaba el sitio al lado de la ventana.
En la cama del medio, Oriana, porque era miedosa y decía que así se sentía protegida por sus amigas.
Acabábamos de dormirnos cuando nos despertó de repente la voz del mi padre. Terminaba de vestirse nuevamente y de prisa a la par que les decía:
La abuela se descompuso. Nada grave creemos, pero vamos a llevarla hasta el hospital del pueblo para que la revisen, así nos quedamos tranquilos. Enseguida volvemos. Ah, dice mamá que no vayan a levantarse, que traten de dormir hasta que regresemos. Hasta luego.
¿Dormir? ¿Quién podía dormir después de esa mala noticia? nosotras no, al menos, preocupadas como se quedaban por la salud de la querida abuela. Y menos pudieron dormir minutos después de que oyeron el ruido del auto del padre, saliendo de la casa, ya que a la angustia de la espera se agregó el miedo por los tremendos ruidos de la tormenta que finalmente había decidido desmelenarse sobre la noche.
Truenos y rayos que conmovían el corazón.
Relámpagos, como gigantescas y electrizadas luciérnagas.
El viento, volcándose como pocas veces antes.
¡Tengo miedo! ¡Tengo miedo! gritó Oriana, de repente.
Martina y yo también teníamos miedo pero permanecíamos calladas, tragándonos la inquietud.
Martina trató de calmar a su amiguita (y de calmarse, por qué negarlo) encendiendo su velador.Yo hice lo mismo.
La cama de Oriana fue entonces la más iluminada de las tres ya que al estar en el medio de las otras— recibía la luz directa de dos veladores.
No pasa nada. La tormenta empeora la situación, eso es todo le dije, dándome ánimo también con mis propios argumentos.
Enseguida van a volver con la abuela. Seguro decía yo
Y así entre las lamentaciones de Oriana y las palabras de consuelo de las amigas más corajudas transcurrió alrededor de un cuarto de hora en todos los relojes.
Cuando el de la sala grande y de péndulo marcó las doce con sus ahuecados talanes, nosotras ya habíamos logrado tranquilizarnos bastante, a pesar de que la tormenta amenazaba con tornarse inacabable.
Las luces se apagaron de golpe.
¡No me hagan bromas pesadas! chilló Oriana¡ Enciendan los veladores otra vez, malditas! y asustada, ella misma tanteó sobre las mesitas para encontrar las perillas.
Sólo encontró las manos de sus amigas, haciendo lo propio.
¡Yo no apagué nada, boba! —protesté.
¡Se habrá cortado la luz! —supuso Martina.
Y así era nomás. Demasiada electricidad haciendo travesuras en el cielo y nada allí —en la casa donde tanto se la necesitaba en esos momentos...
Oriana se echó a llorar, desconsolada.
¡Tengo miedo! ¡Hay que ir a buscar las velas a la cocina! ¡Hay que bajar a buscar fósforos y velas! ¡O una linterna!
"¡Hay que!" "¡Hay que!" ¡Qué viva la señorita! ¿Y quién baja, ¿eh? ¿Quién? me enoje. Yo, ni loca!
¡Yo tampoco! agregó Martina. Esta Oriana se cree que soy la Superniña, pero no. Yo también tengo miedo, ¡qué tanto! Además, mi mamá nos recomendó que no nos levantáramos, ¿recuerdan?
Oriana lloraba con la cabeza oculta debajo de la almohada.
Buaaaaaaaaaaa... ¿Qué hacemos entonces? ¡Me muero de miedo! Por favor, bajen a buscar velas... Sean buenitas... Buaaaa...
Martina sintió pena por su amiga. Si bien eran de la misma edad, Oriana parecía más chiquita y se comportaba como tal. Se compadeció y actuó —entonces— cual si fuera una hermana mayor.
Bueno, bueno; no llores más, Ori. Tranquila... Se me ocurrió una idea. Vamos a hacer una cosa para no tener más miedo, ¿sí?
¿Q--ué..? —balbuceó Oriana.
¿Qué cosa? Yo también me mostré interesada, lógico (aunque seguía sin quejarse, el temor la hacía temblar). Martina continuó con su explicación:
Nos tapamos bien cada una en su cama y estiramos los brazos, bien estirados hacia afuera, hasta darnos las manos.
Enseguida, lo hicieron.
Obviamente, Oriana fue la que se sintió más amparada: al estar en el medio de sus dos amigas y abrir los brazos en cruz, pudo sentir un apretoncito en ambas manos.
¡Qué suertuda Ori!, ¿eh? bromee yo.
Desde tu cama se recibe compañía de los dos lados...
En cambio, nosotras... completó Martina sólo con una mano...
Y así de manos fuertemente entrelazadas las tres niñas lograron vencer buena parte de sus miedos.
Al rato, todas dormían.
Afuera, la tormenta empezaba a despedirse.
Gracias a Dios, la abuela ya se siente bien les contó la madre al amanecer del día siguiente, en cuanto retornaron a la casa con su marido y su suegra y dispararon al primer piso para ver cómo estaban las chicas. Fue sólo un susto. Como a su regreso las niñas dormían plácidamente, la abuela misma había sido la encargada de despertarlas para avisarles que todo estaba en orden. ¡Qué alegría!.
Así me gusta. ¡Son muy valientes! Las felicito y la abuela las besó y les prometió servirles el desayuno en la cama, para mimarlas un poco, después de la noche de nervios que habían pasado.
No tan valientes, señora... Al menos, yo no... susurró Oriana, algo avergonzada por su comportamiento de la víspera. Fue su nieta la que consiguió que nos calmáramos...
Tras esta confesión de la nena, padres y abuela quisieron saber qué habían hecho para no asustarse demasiado.
Entonces, las tres amiguitas les contaron:
Nos tapamos bien, cada una en su cama como ahora...
Estirarnos los brazos así, como ahora...
Nos dimos las manos con fuerza, así, como ahora...
¡Qué impresión les causó lo que comprobaron en ese instante, María Santísima! Y de la misma no se libraron ni los padres ni la abuela.
Resulta que por más que se esforzaron estirando los brazos a más no poder sus manos infantiles no llegaban a rozarse siquiera.
¡Y había que correr las camas laterales unos diez centímetros hacia la del medio para que las chicas pudieran tocarse apenas las puntas de los dedos!
Sin embargo, las tres habíamos realmente sentido que sus manos les eran estrechadas por otras, no bien llevaron a la acción la propuesta de Martina.
¿Las manos de quién??? exclamaron entonces, mientras los adultos trataban de disimular sus propios sentimientos de horror.
¿De quiénes??? corrigió Oriana, con una mueca de espanto. ¡Ella había sido tomada de ambas manos!
Manos.
Cuatro manos más aparte de las seis de las niñas, moviéndose en la oscuridad de aquella noche al encuentro de otras, en busca de aferrarse entre sí.
Manos humanas.
Manos espectrales.
(Acaso a veces, de tanto en tanto— los fantasmas también tengan miedo... y nos necesiten...) Comprueben que ellos también tengan sentimientos.
Este cuento ha sido enviado por Meli, agradecemos su aportación.
Categoria: Cuentos de terror, Cuentos fantasmas
14 Comentarios de “RELATOS DE TERROR | Cuentos, historias, pesadillas y miedo”
MUY BUENO !
perpicaz. Bueno
copiona es de Socorro el cuento
Sí, parece que este cuento se parece muchísimo a otro. entonces no tiene validez
La historia es copiada. Le agregaron algunas cosas al núcleo del cuento y eso fue todo.
Me Gusto Ehhh...!!!! Estuvo Chevere Me Dio Un Poco De Miedo Pero Esta Buena la peli!!!
Muy bueno! :D
Me encantó!
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa mucho miedo e
las ninas eran de caucho jijiji
uy de miedoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
yo creo q fueron unos espiritus buenos q quisieron q no tengan miedo
los padres se fueron solo los dos a una conferencia... pero en otra parte aparece la abuela?????????
Jajaj Si Esta Historia Esta Un Tanto Inverosimil Pero Bueno Esta Muy Buena Solo No me Gusta Que En Ciertas Partes Able En 3 Persona & En Otra Como Si Ella Viviera El Suceso Ademas Es Una Copia Modificada De No me Acuerdo Que Cuento Pero Este Cuento Esta Modificado Aunque Muy Interesante