Hace unos años, cuando estaba cursando la preparatoria, no era raro que saliera temprano, y ese día no fue la excepción, llegue a mi casa cansada, ya que en la calle hacia muchisimo calor y en ese tiempo tenia que viajar en transporte publico, así que llegar a mi casa era como una odisea. Como de costumbre abrí la puerta, al entrar me di cuenta que no había nadie abajo así que seguí subiendo en dirección a mi cuarto, cuando de pronto vi a un niño sentado en la sala y me di la vuelta para verlo detenidamente ya que no me era conocido, pero no me espante por que mi mama trabajaba en un jardín de niños y a veces llevaba a los niños a la casa para que sus papas pasaran por ellos. Pero este niño era muy raro, tenia los ojos muy saltones y una sonrisa muy maliciosa, unas orejas muy puntiagudas jamas lo habíamos visto, sin aun temerle me dirigí hacia el y le dije que prendiera la televisión para que se entretuviera y el solo afirmo con la cabeza y empezó a reír, no e tome importancia y me dormí. Paso un rato hasta que escuche que mi mama andaba abajo y salí del cuarto y vi que el niño ya no estaba, me acerque a preguntarle a mi mama cuando se lo habían llevado y cual fue mi sorpresa que mi mama no había llevado a ningún niño ese día y yo por más que se lo describía no me daba razón de el, ahí si empecé a temer ya que si no fue un niño que fue lo que vi ese día.

Este cuento ha sido enviado por Elena, agradecemos su aportación.