Ocurrió cerca de mi ciudad natal, que una mujer se quedó viuda y se casó al año con un señor muy rico , bastante mayor que ella, quince años mayor que ella, éste era también viudo y tenía un hijo de entre ocho y doce años, que en la boda se acercó a la mujer:
-¡No eres mi madre, vete preparando...!- la mujer no había conocido al niño hasta ese entonces y se asustó mucho por las palabras de su hijastro.
Cucarachas muertas en el café, arañas en la cama, caquitas de animales en los zapatos... la buena mujer estaba volviéndose loca a causa de su perverso hijastro, un día , vió al niño echándole al desayuno el contenido de un extraño frasco, el niño desapareció y la mujer cogió el frasco: ¡Era veneno!.
Buscó al niño y lo agarró del brazo:
- ¡Vas a morir!- decía la mujer riéndose sin parar.
Su marido entró en la habitación:
- Querida, ¿te sucede algo?- la mujer lo miró.
- Tu hijo nos quiere matar- su marido se sorprendió.
- ¿ Tobías ,mi hijo?, amadisima esposa, Tobías se ahogó en el río hace un mes... - dijo el hombre casi llorando.
La mujer se quedó sin habla, se retiró de la estancia. El hombre miró hacía una butaca y vió a su hijo sentado en ella y sonrió de manera cruel:
- Le he hecho creer a ella y a los demás que estás muerto, hijo, podremos matarla pronto , igual que matamos a tu madre- el niño soltó una fría y demencial carcajada y se evaporó en el aire.

Este cuento ha sido enviado por maricarmen, agradecemos su aportación.